Nuestros cuerpos, la mina de oro que el capitalismo explota
En este corto resumen encontraran una síntesis sobre el 8M, notas e informes, además como acciona el capitalismo en nuestras necesidades básicas.
El 8 de marzo fue marcado como Día Internacional de la Mujer Trabajadora tras la el trágico hecho sucedido ese día en el año 1908, lo que marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio provocado por su empleador en la fábrica Cotton, en Nueva York, Estados Unidos, luego de una huelga y ocupación de la fábrica. Reclamaban los mismos derechos que sus compañeros varones: mismo sueldo por igual tarea y la reducción de la jornada laboral.
Las mujeres reclamaban la reducción de jornada laboral, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y denunciaban las malas condiciones de trabajo que padecían. “Nosotras movemos el mundo no es un slogan. Las mujeres estuvimos en cada una de las resistencias y luchas de la humanidad”
Hoy “El Día Internacional de la Mujer”, conmemora en cada 8 de marzo “la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre”. También se usa para hacer referencia a esta conmemoración la forma “8M” en referencia al día y al mes en que se conmemora.
El lema de este año del Día Internacional de la Mujer de la ONU es: “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, reconoce la contribución de las mujeres y las niñas de todo el mundo, que están liderando los esfuerzos de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para construir un futuro más sostenible para todas las personas. Otro de los reclamos será “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”, en consonancia con el tema prioritario del Sexagésimo séptimo período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer: “La innovación y el cambio tecnológico, y la educación en la era digital para alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas”.
Es evidente que a lo largo de los años hemos logrado muchas cosas gracias a aquellas primeras mujeres, sin embargo, aun nos quedan cosas por rever no solo sobre lo externo que nos afecta, sino que quedan mujeres por despertar y tomar conciencia.
El lema “Mi cuerpo, mis derechos” fue tomado masivamente como lucha para la interrupción voluntaria del embarazo, un derecho para niñas, mujeres y todas las personas con capacidad de gestar hasta las 14 semanas de gestación, en Argentina es Ley desde 2020 y el 24 de enero 2022 entró en vigencia la Ley 27.610 que amplió los derechos vinculados a la interrupción del embarazo.
Es verdad que, en la historia la mujer se la confundía con la sexualidad maléfica y condenada como tal. Pero esta condena moral/sexual está enteramente unida por una servidumbre social: la mujer y el cuerpo han compartido la misma servidumbre, el mismo desprecio a lo largo de la historia. La definición sexual de la mujer es de origen histórico: la represión del cuerpo y la explotación de la mujer fueron colocadas bajo el mismo signo que tiende a que toda categoría explotada (y por lo tanto amenazante) adquiera automáticamente una definición sexual.
En los Estados Unidos, los alimentos «bajos en calorías», los edulcorantes artificiales, las mantequillas sin grasa animal, los regímenes lanzados con gran apoyo publicitario hacen la fortuna de sus inversores o de sus fabricantes. Se estima que treinta millones de estadounidenses son obesos o se consideran obesos.
Los elevados precios de los productos de higiene femenina, así como la falta de instalaciones adecuadas en escuelas hacen de la menstruación un factor de desigualdad.
El no tener acceso a baños adecuados o a productos de gestión menstrual son algunos de los agravantes detrás del absentismo en el trabajo o del abandono escolar en las niñas, jóvenes y mujeres.
“Esta situación empuja o perpetua cada vez más a las mujeres hacia la pobreza”.
«Invertir en una buena gestión de la higiene menstrual para permitir que las mujeres y las niñas alcancen su máximo potencial es una medida crítica para construir el capital humano de una nación a lo largo del tiempo«, explica Jennifer Sara, directora sénior de la Práctica Global de Agua del Banco Mundial.
El costo también está relacionado con los altos precios de los productos de gestión menstrual que hacen que la menstruación, incluso en sociedades donde la infraestructura no es un problema, también se vuelve un factor de desigualdad. Un tema que no es menor teniendo en cuenta la disparidad a nivel salarial entre hombres y mujeres: de acuerdo con la Comisión de Estudios para América Latina (CEPAL), en América Latina las mujeres ganan un 84% de lo que ganan los hombres.
El sitio argentino Economía Feminista explica que no existe a nivel nacional ningún programa estatal que contemple la distribución gratuita de productos de gestión menstrual. Justamente en Argentina hasta el momento se han presentado 12 proyectos de ley de alcance nacional y local (muchos de ellos bajo la campaña #Menstruacción) que contemplan tanto la provisión gratuita de estos bienes en establecimientos públicos (tales como escuelas, hospitales, cárceles, universidades o refugios, entre otros) como la eliminación del impuesto al valor agregado (conocido como IVA) de los mismos.
Iniciativas de este tipo ya han sido aprobadas en otros países. En Nueva York, por ejemplo, se encuentra garantizada la entrega gratuita de toallitas y tampones en escuelas, cárceles y refugios de mujeres. Bajo el movimiento “Stop the Tampon Tax” (Detén el impuesto al tampón, en inglés), los tampones para residentes en Australia se venden sin impuestos, igual que Inglaterra que desde 2021 dejó de cobrar impuestos.
El problema central se basa en los grandes impactos ambientales y económicos de los productos de higiene intima femenina como lo son las toallas higiénicas y tampones, esto se evidencia desde la consulta e información suministrada por investigaciones ambientales y económicas sobre la industria de higiene personal, los cuales arrojan que en la actualidad la industria utiliza sustancias químicas y estas están generando alertas a nivel mundial debido a sus efectos sobre los seres humanos y el ambiente. Se conoce que los fabricantes de las toallas, protectores diarios y los tampones, conjuntamente con los medios privados del mundo y todos aquellos que manejan el capital, manipulan a través de propaganda diciendo que estos productos son la mejor opción para cuando la mujer se encuentra menstruando. Ocultando totalmente los componentes tóxicos y sus consecuencias en la salud de la mujer, no cabe destacar que todos estos productos les han brindado a las mujeres más seguridad y comodidad durante los días de su menstruación.
La tasa rosa describe cómo algunos productos resultan más caros que otros, simplemente, por una cuestión de género. El concepto existe desde la década de los 90, pero ha ganado notoriedad internacional en los últimos años. Hoy se trata de un tema de debate político y social en países como Argentina, Francia o Estados Unidos donde, además, se ha documentado e investigado.
En Argentina, por ejemplo, el dato más reciente se desprende de un informe presentado en 2018 en el Palacio Legislativo del Congreso de la Nación. El documento, realizado por una consultora independiente, recoge que las mujeres pagan hasta un 30 % más cuando compran la versión femenina de ciertos artículos, incluyendo medicamentos como el ibuprofeno, del que marcas como Acitrón comercializan dos versiones.
Facua-Consumidores en Acción denunció en marzo de 2018 que las maquinillas de afeitar para mujeres eran idénticas al resto, pero un 171 % más caras. «Para reforzar el engañoso mensaje de que las maquinillas de color rosa están destinadas a las mujeres, hay marcas que inciden en que sus versiones en azul o gris están dirigidas exclusivamente al público masculino, con denominaciones comerciales que incluyen las palabras hombre o men, en inglés», advierte.
También en España, un estudio sobre cientos de productos elaborado en 2016 por el comparador de precios online Idea lo concluyó que las mujeres pagaban un 7 % más que los hombres por las fragancias y por los zapatos, y un 24 % más por los relojes. Sin embargo, la tendencia no es tan clara. Según el portal Tiendeo, que comparó los precios de 800 catálogos, las mujeres pagan en nuestro país un 10 % más por perfumería y belleza, pero los hombres desembolsan un 23 % más que ellas por la moda. No estamos ante un fenómeno evidente ni fácil de retratar.
La asociación Georgette Sand no está del todo conforme con el resultado. Si bien reconoce que es un primer paso para abordar el tema, apunta que el impuesto rosa existe «incluso si no es sistemático». Sophie Janinet, miembro de este colectivo, pone un ejemplo concreto de los muchos que encontraron en su trabajo de campo: «En las cremas antiarrugas detectamos una diferencia de precio de 50 euros por litro «, explica. «Cuando comenzamos a denunciar la comercialización sexuada, uno de los principales argumentos en nuestra contra fue el coste de producción. En teoría, un artículo elaborado en cantidades más pequeñas o con ingredientes más específicos debería costar más, pero el ejemplo de la crema antiarrugas desecha estos dos argumentos: las mujeres consumen mucho más que los hombres y los ingredientes son los mismos», indica.
En España, Tiendeo, que también concluyó que los productos de perfumería y belleza femeninos eran más caros que sus versiones masculinas, detectó la mayor brecha de género en los productos faciales. Las cremas de cara hidratantes para mujeres, según los datos que recabó este portal, cuestan hasta un 89 % más que las de hombres.
Las mujeres están “sobreexplotadas” en su lugar de trabajo y ejercen, además, largas horas de trabajo doméstico, aunque éstas no tengan el mismo estatus que las horas de trabajo asalariado. La opresión de las mujeres viene desde muy lejos, ya que preexiste al capitalismo, que es también un sistema opresivo, pero más global. Llamamos “patriarcado” a la opresión que la mujer, por el solo hecho de serlo, sufre por parte de los hombres. Esta opresión se reproduce de múltiples formas, más allá del aspecto estrictamente económico: por el lenguaje, la filiación, los estereotipos, las religiones, la cultura. Esta opresión adopta formas muy diferentes según el lugar donde se viva, sea en el Norte, sea en el Sur, en un medio urbano o en un medio rural. Las tareas domésticas constituyen tareas de reproducción de la fuerza de trabajo, se efectúan en el marco familiar y la inmensa mayoría está garantizado gratuitamente por las mujeres (el 80 % de las tareas domésticas está asumido por ellas). El sistema capitalista nunca quiso, hasta ahora, transformar completamente las tareas domésticas en profesiones remuneradas por un salario y/o en productos que se venden en el mercado. Para tener éxito en esta proeza, fue necesario que, vía el patriarcado, las mujeres y los hombres interiorizaran y desarrollaran la idea según la cual hay una predisposición natural de las mujeres para hacer las tareas domésticas.
“La opresión de las mujeres es útil al sistema capitalista”
Es urgente tomar conciencia sobre las formas de aprovechamiento y abuso sobre nuestros cuerpos y nuestro derecho respecto al mercado, haciendo una vigilancia minuciosa sobre quienes durante años y en la actualidad deciden sobre nuestro cuerpo, en algunos casos de manera indirecta para enriquecerse.