JAVIER MILEI ELIGE DORMIR CON EL ENEMIGO AL IGUAL QUE LEPOLDO GALTIERI
El proyecto presidencial no oculta su subordinación al realizar una conferencia repentina a la 01am para recibir a la jefa del comando sur; L. Richardson. En el marco de volver a confiar en los Estados Unidos para recuperar las Islas Malvinas como lo hizo L. Galtieri en 1982. Queda en evidencia la sobreactuación de la estrategia mileista por las reveladoras huellas de debilidades en la construcción de hegemonía política real y permanente. Todo debido a las emergencias de inestabilidad en su estructura de gobierno sin dejar de lado su batalla cultural como plan de contingencia. Es decir, deposita una semilla educativa y pedagógica en comunidad de los intereses del proyecto libertario como nueva facción de poder sin superar las contradicciones del empate social del kirchnerismo y macrismo.
El discurso oficial padece de diversas desestabilizaciones estratégicas por medios de acciones per se, de los incidentes y accidentes de las relaciones de poder coyunturales; por un lado los actores (inexperiencia, ansiedad, V. Villarruel, A. Kicillof, gobernadores, legisladores moderados). Y por otro, los factores de profundidad estratégica (M. Macri- C. Fernández de Kirchner) y también en específico, cual es la dirección de los vectores que disputan la previsibilidad del actual segmento sociohistóricos. Dado a este plano, no es casual que desde el “factor asombro” emerge la aceptación de un radar para detectar información sensible espacial y oceánica en el marco de identificar oleadas opositoras; satélites chinos y submarinos rusos.
El presidente con un sector de la geopolítica occidental intenta sostener su hegemonía, por el momento, aparente para identificar sus verdaderos movimientos opositores y ocultar la ineficacia política. En un contexto económico de duda sobre la capitalización de los cereales a partir de mayo en la atmósfera agro-financiera, por ende posibles devaluaciones previas y posteriores sin tener certezas sobre el impacto de la cosecha y sus liquidaciones. Así es como aparece un mar de dudas similares a la que tuvo M. Juárez Celman que debió ser remplazado por C. Pellegrini tras la revolución del parque que fue el rostro de su aislamiento político por su retórica privatista. En este sentido de inestabilidad aparecen las crecientes internas del liberalismo neoconservador similar durante la proscripción de J.D. Perón. Por lo que no es inocente que se visualice otra pista del ordenamiento partidario libertario como mecanismo de neutralizar su atomización.
De esta manera con una aparente construcción de poder hegemónico, incertidumbre economía y reordenamiento electoral se trasparenta que no son suficientes los insumos momentáneos de la estructura oficialista. Es decir, el apoyo de la opinión pública y su victimización como operación comunicacional. Pero sobre todo las convivencias contradictorias colaborativas por parte de las facciones ideológica con impacto en sus universos sociopolíticos.
Entre ellas aparece el universo estratégico que le brindo impulso en los últimos meses tras el empuje en el balotaje durante noviembre 2023. Es el universo multi-macrista que se encuentra con movimientos geológicos en sus facciones de poder en donde aparece el primer filtro en mayo mediante la nueva conformación de autoridades partidarias del Propuesta Republicana Occidental (PRO). Este universo planeaba su nueva síntesis inmediata la metodología de un J. Milei condicionable por las lógicas del kirchnerismo electoral y cultural para contrarrestar su polo de poder sociopolítico convirtiéndose en el paragua de rescate y resiliencia. Pero se encuentra con un problema socio electoral que la dirección política del gobierno busca consolidarse como identidad sociopolítica con sus sedes en la inteligencia militar y juego económico con los sectores concentrados.
No solo por la falta de previsibilidad en la conducción de Juntos por el Cambio (JxC) ante la ausencia de liderazgo concreto de M. Macri, se le desacomoda la tropa que llevó a una formula ganadora en el 2015. Sino que ciertas alianzas de clases se reeducan como parte del universo ultraconservador liberal y otras se acercan a las lógicas de los bloques parlamentarios de estrategia de centro o al peronismo institucionalista, en específico en las provincias.
Por el lado del universo pluri-peronismo no encuentra la praxis orgánica para la transición a una nueva estructura de gobierno de alternativa hegemónica minimizando la importancia de la generala presentándose con traje de combate en una zona estratégica de la geopolítica. De igual modo, el peronismo en sus múltiples facciones nunca tuvo de forma temprana su síntesis -operó siempre desde el factor sorpresa- pero tampoco invisibiliza su disputa de poder.
A cinco meses de la salida del expresidente A. Fernández son evidentes las señales de las posturas deductivas lejos de ser las características sustanciales de poder del movimiento social más grande del país. Pero es aquí donde gravita el trabajo fino que realiza la estrategia libertaria, en la recolonización de un marco analítico que esté vinculado a la creación de las estructuras objetivas de la realidad en vez de aglutinar las demandas populares de los sectores sociales.
Y que las facciones dominantes de este universo (peronismo cristinista y peronismo institucional) caigan en la fantasía objetivista de que existen heroísmo (sumamente interesados con lenguaje pasteurizado) en vez de nuevas coordenadas. En efecto, imposible ordenar innovadoras alianzas de clases (sectores socioeconómicos medios). Junto a esto, provocando el ingreso de nuevas generaciones que perforen el techo de la imputabilidad ideológica e indemnicen el nuevo proceso histórico para retroalimentar nuevos circuitos electorales y territoriales.
A pesar de las desestabilizaciones que trascurre la estructura oficialista siente y vive la ausencia de intendentes, gobernadores y legisladores. Solo amparado por una lucha ideológica y política por parte del aparato de gobierno que no logra superar el empate sociopolítico del kirchnerismo y el macrismo. Vale destacar, que ambos son consiente de las imprecisiones de la estrategia presidencialista, pero no quieren ser funcionales en el deterioro de la dirección social que ofrece la estrategia presidencialista ya que puede asumir alguno de los polos de poder opuesto. O bien que desembarque en las manos de un interlocutor molesto como las facciones encabezadas por M.A. Pichetto y F. Randazzo.
Ahora bien, se evidencian ciertos vacíos estratégico en las orbitas sociopolíticas que la gestión gubernamental aprovecha para profundizar su orientación bélica en su discurso oficialista. Para reconstruir el sentido común de lo político trabajando en la militarización de los problemas sociales con los indicios en estas semanas de la situación de rosario y en la baja de la imputabilidad. De esta manera el presidente J. Milei acude a viejos problemas para tener las misma o peores soluciones, es así como se encuentra trunca su construcción de poder pero sin frenos en sus económica política. Ya que es consiente de un diagnóstico socio ideológico contradictorio en la superficie de las facciones pero dudo de que empatice con la vida socioeconómica de los argentinos, posiblemente el algoritmo le tape el bosque.
Aunque el oficialismo convierte las derrotas en triunfo mediante sus aparatos comunicacionales, necesita nuevamente las herramientas por medios de los lobbies internacionales adversarias a la cultura pacifica Argentina. Tiene bien en claro que su salida es eminente ante su ángulo ideológico y político limitado por incapacidad de construcción hegemonía real y su dependencia por los vacíos de los universos realmente hegemónicos. Así mismo sin tener en cuenta las crisis de los oficialismos en América Latina, e incompetencia de los gobiernos ultraconservadores que no logran la reelección.
En fin, el ajedrez político está esta puramente fraccionado con un presidente que construye leyenda, mito y relato. Es decir, hace historia social a través del “factor extremizacion” de las relaciones ideológicas al estilo de militarizar la política, que siempre fue un salvavidas de plomo para el pueblo argentino. Claramente aferrado a una vieja caja de herramientas interpretativa con los dogmas de la guerra fría (división territorial, inteligencia, disciplina política y persecución ideológica) que no resulta inocente porque es la táctica de la Organización de Tratados del Atlántico Norte (OTAN) para la ucranizacion de Europa. La misma fuerza armadas estadounidense que hicieron cantar su himno nacional al presidente regalando un avión que ya tenía uso argentino. Simultáneamente para fortalecer la soberanía en el sentido de re-malvinizar la causa en clave a un pacto imperial desde un radar volviendo a confiar quien apoyo a los ingleses en 1982.
En fin, aparece otra pista en malvinizar su agenda desde una lógica que falló, pero con el énfasis de ganar espacio en el campo preelectoral desde el lenguaje para hacer frente a los desafíos electorales de cara a las elecciones intermedia del 2025 tras perder día a día con el dengue, mes a mes la calle. Ya que tampoco da precisiones practicas con dos burbujas que pueden estallar en su primer -real- semestre en relación con los indicadores sociales y económicas en septiembre; como la cambiaria (L. Caputo fracasó en la búsqueda de los 15 millones para levantar el cepo). Y la fiscal (los gobernadores necesitan ingresos para dinamizar su gestión) con límite de tiempo al supuesto pacto de mayo.
Todo parece indicar que la burbuja libertaria solo puede reafirmar su imaginario político con la colaboración norteamericana en un momento de amenaza de bombardeo nuclear por parte de Irán sobre Israel. Dicha burbuja busca oxigenarse con los apoyos logísticos internacionales y los operativos de los mercados concentrados, en específico los informativos con la reelección de J. Milei en el 2027. En un contexto donde la objeción popular -impersonal, desorganizada e invertebrada en su formación contrahegemónica- crece como contrapeso al proyecto estratégico libertario.