La mujer, los chicos y el perro se quedan en casa
por Clarisa Cannuni
Ansestras, palabra que no existe en el diccionario de la RAE, en este sentido, la directora del programa, Mónica Navarro, explicó: «tomamos esa palabra como fuente de resistencia desde el lenguaje, como una herramienta para visibilizar la vejez femenina desde un lugar positivo», y destacó la necesidad de hablar de desnaturalización y visibilizarían: esto se debe a que la apelación a la naturaleza es una de las formas fundamentales de legitimación de las desigualdades sociales. Por ejemplo, cuando decimos: «es natural que las mujeres sean madres».
En esa frase, estamos anulando la posibilidad del cambio». Destaca dos conceptos importantes, como la búsqueda de ser grande con dignidad y el redescubrimiento de la sexualidad en las mujeres mayores. Para Navarro, «las mujeres somos valoradas específicamente en nuestra identidad como reproductoras». Explica: «Nosotras estamos haciendo una acción positiva de inclusión de las mujeres mayores en todo lo que significa el debate en torno al cuerpo como territorio, al derecho de decidir durante toda la vida. Un empoderamiento a través de la transferencia de saberes pero también del compartir los saberes que las mujeres tienen sobre el género por el hecho de ser mujeres«(1).
Sin embargo y recuperando la palabra del diccionario como «correcta» «ancestralmente» las mujeres somos violentadas no sólo por parte de los hombres sino también de las mujeres, nuestras madres, nuestras abuelas que de la mano de la justificación y el miedo al qué dirán, nos fueron marcando rumbos, «el buen camino «, como por ejemplo en una charla con Doña Pocha de 80 años sobre el significado de misoginia (2) y patriarcado(3) donde recuerda: «la mujer, los chicos y el perro se quedan en casa«, esa era lo que mi papá le decía a mi madre, mientras él se cambiaba para salir, esa expresión marcó mi rumbo y el futuro de mis hijas, a las que eduqué de la misma forma, y las consignas obligatorias para el buen comportamiento de las mujeres, si querían ser vistas como jovencitas decentes para conseguir «un buen marido» su comportamiento debía ser el indicado en la sociedad, sumisas, calladas, estudiosas, delicadas y nunca contradecir a un hombre, mucho menos elevar la voz sobre él o avergonzarlo.
Curiosamente, en diálogos con otras mujeres como Sandra de 58 años, que enviudó hace algunos meses, comenta: «lo extraño porque es el padre de mis hijos, con el cual formé una familia y era con quien iba a compartir toda nuestra vida juntos, pero, capaz vos pienses mal de mí, pero a los días de su fallecimiento «me sentí liberada» porque puedo hacer y decir lo que quiero, antes había muchas cosas que no se podían decir estando él y mucho menos el pensar en hacer algo fuera de la casa, hoy estoy haciendo yoga, pintura, y además, salgo a tomar café o nos reunimos a cenar y/o festejar los cumpleaños con amigas, «y de noche», pero «solo eso hacemos». O Laura que me cuenta que, tras su divorcio, recurrentemente escucho la misma frase, «me sentí (suspira) libre», tenía una enorme mochila en mi espalda y el día que se fue de la casa ese peso desapareció, ya me hice dos viajes con amigas y conocí varias ciudades maravillosas de mi querida Argentina, soñaba con viajar y hoy puedo hacerlo sin pedir o rogar que me lleven, soy libre. Y Ana, viuda hace nueve meses, decía: «estoy tranquila, liberada» te cuento a vos, pero la verdad que no me animo así nomás a decirlo a otra gente, «era mi marido», un hombre que siempre estaba de mal humor y cada cosa que hacía me las corregía, según él siempre hacía las cosas mal, todavía me fijo dos o tres veces para asegurarme que esté todo bien, por ahí pienso o siento que lo escucho enojado corrigiéndome.
En tanto, el patriarcado es como una estructura social jerárquica, con un sistema sociocultural basado en un conjunto de ideas, prejuicios, símbolos, costumbres e incluso leyes donde se considera a los varones superiores a las mujeres y como consecuencia han de tener el poder y el control en la familia, el trabajo y en todas las instituciones de la sociedad. Pero en sí mismo el patriarcado como tal, es una estructura invisible que penetra todos los aspectos e instituciones de la sociedad, pero además da la sensación que se encuentra impregnado en nuestro ADN. El significado de misoginia, como «sentimiento» que se produce cuando el hombre considera inferior a la mujer, lo que lo lleva a degradarla y a pisotearla, esta «creencia de que la mujer es inferior al hombre» ha sido justificada por cuestiones religiosas, biológicas y pseudocientíficas.
Las ciencias, las religiones, la ideología política y la mentalidad colectiva han distribuido las funciones sociales y han definido los conceptos de hombre y mujer, éste ha sido uno de los principales obstáculos en el proceso de empoderamiento y de emancipación de la mujer durante siglos.
La deconstrucción como tarea de re-construcción de un orden social como principal herramienta de educación, los roles y estereotipos de género obedecen a prácticas sociales y son producidas y reproducidas bajo relaciones específicas entre las personas en un contexto histórico y cultural determinado. En este sentido, deconstruir estas conductas que corporizan emociones y comportamientos se constituye en una piedra angular para revertir la violencia hacia las mujeres, como tarea necesaria y urgente para lograr la igualdad entre los sexos, para así poner fin al prejuicio más nocivo que algunos tienen hacia mujer.
1 https://www.untref.edu.ar/mundountref/ancestras-taller-genero-y-edad
2 Se conoce como misoginia a la actitud y comportamiento de odio, repulsión y aversión por parte de un individuo hacia las mujeres.
3 En su sentido literal significa gobierno de los padres. Históricamente el término ha sido utilizado para designar un tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el varón jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos y los bienes