El tabú que limita la mente de los jóvenes – Sexo en la vejez
Tenemos una idea bastante acotada sobre lo estético y somos rápidos para juzgar en virtud de esas limitaciones, centramos todo alrededor de lo bello, lo perfecto, lo joven que es lo que consideramos agradable a la vista. Fuera de eso todo lo demás que no se encuadra dentro de esos parámetros nos parece de mal gusto, desagradable y digno de dejar en el olvido, especialmente cuando tenemos menos de cincuenta años.
Resulta desagradable para una persona joven imaginar a sus padres manteniendo relaciones sexuales.
La reacción es relacionarlo con “asco”, “ridiculez” o “antiestético”.
Existe una construcción en la sociedad que denota una ceguera absoluta sobre las conductas y necesidades que consideramos naturales en la juventud y que nos parecen antinaturales en la vejez.
El desconocimiento que experimentan los jóvenes sobre las cuestiones del erotismo en los adultos mayores obedece a una construcción imperialista del gusto basada en cuestiones políticas que se ejercen también con la discriminación a las minorías sexuales, dice el Dr. en psicología Ricardo Iacub.
Uno de los problemas no resueltos en la sociedad es la forma de ver la vejez, que tiene una mirada despectiva y también infantilizante y paternalista, como si las personas que han superado cierta edad cronológica padecieran un retraso madurativo y la solución es tratarlos como niños, concediéndoles caprichos y subestimando su opinión y sus formas de sentir.
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En un mundo donde cada vez se lee menos y se razona a través de los acontecimientos inmediatos que se renuevan cada vez en menos tiempo, reduciendo todo a la vivencia del momento, la consideración de esta generación tecnológica sobre los estereotipos como la vejez, la sexualidad en los viejos les parece “verde” o perversa, integrándolos socialmente en el mismo nivel que los LGTB+, un prejuicio fóbico que socialmente los reduce a seres como de otra especie.
Con la llegada de la vejez se producen cambios en la fisiología de los hombres y las mujeres, y especialmente al enfrentar las experiencias sexuales; erecciones menos frecuentes y de más corta duración, eyaculaciones menos abundantes, en los hombres. En las mujeres falta de lubricación vaginal y pérdida de elasticidad en la vagina. En ambos casos puede mermar la intensidad de los orgasmos, pero de esta forma se malinterpreta el concepto de sexualidad centrándola solo en los genitales, como si el coito fuera el límite del placer cuando la experiencia adquirida en el tiempo puede llevar a un disfrute total de todo el cuerpo empleando las técnicas aprendidas con los años.
El sexo forma parte de la esencia del ser humano, es parte de nuestra salud psicológica y física, es normal hacer el amor a los 80 como a los 30, porque el placer físico es una experiencia deseable y válida en cualquier persona y a cualquier edad.
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El tabú sobre lo sexual en los envejecientes surge en el siglo XXI, a partir de la gran evolución que ha permitido prolongar la esperanza de vida en forma milagrosa. A finales del siglo pasado, más específicamente en marzo de 1998, se produce uno de los descubrimientos farmacológicos más importante de la actualidad, el Sildenafil o Viagra, el nombre comercial que laboratorios Pfizer le da a esta droga que, en la mayoría de los casos, resuelve el problema de la disfunción eréctil, sea patológica o consecuencia de la edad, lo que genera en los adultos mayores una solución a muchos problemas en las relaciones sexuales y devuelve la posibilidad de sentir placer y deseo en la sexualidad.
La sociedad crea muchos prejuicios sobre la sexualidad de los mayores, afirmando un tabú que limita a las personas envejecientes a vivir plena y felizmente su vejez, más allá de los tabúes generados por la religión, o la discriminación de la ignorancia de las personas jóvenes que solo ven un sentido estético desagradable, sin pensar que la vejez nos llega inexorablemente a todos, si tenemos ese privilegio.
Lo que la sociedad llama tercera edad sigue siendo un buen momento para relacionarse, enamorarse, cortejarse, atraerse y desearse y esto contribuye a tener un buen estado emocional con mimos, caricias, cariño y compañía. Alentemos a las personas mayores a demostrarse su amor y no las discriminemos, aprendamos más sobre ellos, sus necesidades y deseos. Animémoslos que nunca es tarde para disfrutar de la vida.
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