“A MI NO ME LA VAS A CONTAR”
Hay algo que no entienden. Nunca van a terminar con el peronismo. Por más que ganen las elecciones y piensen que derrotando al peronismo lo van a hacer desaparecer, nunca va a ocurrir. Lo que no entienden es que el peronismo no es un partido político, ni una forma de hacer política populista, el peronismo es un movimiento.
El movimiento peronista identifica una cultura, la cultura argentina de lo que llamamos Justicia Social.
Digo que no entienden porque los libertarios nos dicen “zurdos de mierda” y es porque no saben lo que es el peronismo, no somos zurdos, no conocen la doctrina justicialista, tampoco tienen razón los que dicen que existe un peronismo ortodoxo de derecha y lo vinculan con algunos viejos carcamanes que hace rato que roban con la política o tal vez con la ideología de Schiaretti, pero te recuerdo, por si no lo sabés, que Schiaretti no es peronista, ni nunca lo fue, es otro de los gorilas amigos, exempleado y cómplice de Macri en Socma en el contrabando de autos. En Córdoba peronista era el gallego De La Sota, pero ya no está.
Te voy a decir qué es el peronismo: es un movimiento político cultural argentino capitalista, sí, ca-pi-ta-lis-ta. Ah!, pero la marchita dice “combatiendo al capital”, sí, porque el peronismo tiene todas las características de una social democracia, con un capitalismo con asistencia del Estado para que haya verdadera Justicia Social, un capitalismo que controla al capitalismo salvaje que maneja el poder internacional que siempre nos ha sometido no solo a los argentinos sino también a los latinoamericanos.
El peronismo pone en su lugar a ese capitalismo animal que nos hace dependientes porque cuando hay políticos corruptos puestos por el voto popular los seducen prestándole dinero para sus negociados, para la timba y la fuga de capitales, como lo hicieron con Macri y Caputo en 2017 el FMI y otros organismos de usura internacional, préstamos que siempre termina cancelando el peronismo, el populacho, los peronchos.
Lo peor de todo esto es que los desclasados, que creen ser de clase media porque tienen su casa, su auto, sus vacaciones se olvidan que si pierden sus empleos, caen estrepitosamente a la clase baja, o sea que si no viven de rentas y solamente dependen de un sueldo por más bueno que sea, o un ingreso cómodo que les provee su pequeño negocio donde trabajan dos o tres personas (empleados que casi nunca están declarados, o medio día o precarizados como monotributistas), no son de clase media: son de clase trabajadora. Pero no quieren compararse con el proletariado, son sucios y tienen olor a transpiración, la clase trabajadora nació para ser empleados nuestros, pero en realidad ellos ganan mucho dinero explotándolos.
Entonces votan como ricos, como lo que nunca van a llegar a ser, como los de clase alta a quienes ni les importa quienes son ni qué hacen, a lo sumo si su pequeño negocio les molesta para crecer, van y se lo compran, lo hacen desaparecer y a ellos también.
Son laburantes, sí, la-bu-ran-tes, pero votan a la derecha, se quejan del populacho, pero le votan a Milei, que dijo claramente que iba a terminar cortando los derechos conseguidos con una motosierra, y ellos lo aplauden, se quejan de una inflación galopante, pero lo votan a Milei, que les afirma que inflación va a ser peor y va a durar dos años más.
Le votan a Milei que pone en el Ministerio de Economía al mismo delincuente que nos empernó deuda por cien años para que solucione el problema que el mismo produjo, cuando fue el responsable de la fuga de los créditos que vinieron del FMI y que vamos a tener que pagar nosotros.
Le votan a Milei que dijo simpatizar con la asesina de guerra inglesa que hundió el General Belgrano en la guerra de Malvinas donde murieron cientos de nuestros muchachos.
Pero lo que más sorprende es que lo votaron creyendo lo que decía, que la “casta” política era la responsable de nuestros problemas y que iba a terminar con esa casta de políticos que se atornillaban en el poder y desde hace años nadie los puede mover de allí, se reparten los puestos y siempre gobiernan los mismos. “No podemos esperar una Argentina diferente con los mismos de siempre”.
¡Qué ingenuidad! cuando ve que puede perder las elecciones se asocia a la “casta” y ahora que ganó con el voto de la gilada que le creyó, se asocia a “los mismos de siempre”. ¡Qué ironía!, en su discurso que los aplaudidores de turno no entienden, dijo muchos porcentajes falsos respecto al PBI, fueron mentiras para justificar el “ajuste” que mencionó tres veces en un solo discurso (para que no quepan dudas).
La más graciosa y contunden fue la frase: “no hay plata”, le faltó decir: “no hay plata…para ustedes”, y lo volvieron a aplaudir. Entonces uno piensa, menos mal que los costos los va a pagar la política y ahora va a decir cómo le va a recortar a los políticos…pero no lo dijo. Entonces la conclusión es que la casta es el pueblo, es decir, la gilada que lo votó, más el resto que no lo votamos y que tendremos que pagar las consecuencias del voto de la gilada.
Poniendo como ejemplo a Julio Roca, queda claro para qué lado va la cosa y si le sumamos la mención a Sarmiento podremos entender que la casta son los gauchos y los indios, ahora también los trabajadores, sucios y hediondos que nacieron para ser extinguidos o explotados porque son de segunda.
Pero la gilada aplaude, una y otra vez y me hace acordar al célebre “Mordisquito” del maestro Discépolo: “A mí no me la vas a contar”, ahora vas a poder tomar el “Té de Ceylán”. Tal vez como dice Serrat: “Chupando un palo, sentado sobre una calabaza”.