LAS CERTEZAS DE LOS NEGACIONISTAS
Los iluminados, con lecturas parciales y supuestas epifanías, creen huir del rigor que exige el pasado.
Los iluminados, con lecturas parciales y supuestas epifanías, creen huir del rigor que exige el pasado.
En Argentina, se siente la asfixia de un ciclo sin fin, un pensamiento siempre abismal donde todo se repite, como el Eterno Retorno de Nietzsche, pero con más fastidio que filosofía.
Argentina ha tejido su historia con crisis económicas frecuentes, algunas de ellas muy convenientes para unos pocos, y desastrosas para la mayoría, que han convertido a los jubilados en víctimas recurrentes de administradores incapaces. Desde los años 50 del siglo pasado, los fondos previsionales han sido saqueados bajo promesas de soluciones mágicas, dejando a generaciones…
¿Qué versión de capitalismo es esta que teme al desarrollo, que reniega de la prosperidad, que asfixia a sus consumidores y sabotea su futuro?
La historia se repite como tragedia y farsa. Milei, respaldado por una “lumpen burguesía” sin conciencia de clase, destruye el Estado y somete a Argentina al poder externo. Su gobierno, impulsado por odio e ignorancia, profundiza la crisis, repitiendo el ciclo de autodestrucción que marca la historia del país.
El descontento no se apaga con gases lacrimógenos, sino que crece, se organiza, se multiplica.
El populismo, que florece en la simplicidad de las promesas, tropieza con la complejidad de la realidad institucional.
El gobierno, desde su impotencia y su violencia torpe, termina fabricando un enemigo que no esperaba: las barras de fútbol.
Milei parece ver en el «Proyecto 2025» un marco ideológico apropiado para su revolución, pero lo debe adaptar al caos e incertidumbres que generan sus mensajes.
Es de manual que se argumente que una empresa privada gestionará mejor los bienes de propiedad pública, reduciendo pérdidas y mejorando servicios.