CULTURA EN PAUSA
UNA ESCENA PARA EMPEZAR
Imaginemos a Juan, alguien de 18 a 50 años, que vive en un barrio como el tuyo, mirando su celular cuando se sienta a tomar unos mates —“La inflación subió al x%”—, pero «política monetaria» y «devaluación» lo marean, y un anuncio lo tienta con “Invertí ya”. Frustrado, salta a otro reel que promete «tres trucos para ahorrar».
No es un caso aislado, sino el retrato de una sociedad donde la lecto-comprensión se esfumó. En la tierra de Borges, donde las ideas alguna vez brillaron, hoy lo rimbombante agobia, pero calma. Esto no le pasa solo a Juan, nos pasa a todos, y es lo que está moldeando la cultura, la que termina definiéndonos como sociedad.
EL CALDO DE CULTIVO
Juan no entiende porque no tiene con qué. La precariedad léxica lo ata a unas 300 palabras básicas y cardinales, una caja de herramientas básica para abordar textos complejos que no alcanza para reconocer algunas palabras que aparecen. Si Juan no las entiende, no importa, sigue igual.
Las subculturas hoy moldean el lenguaje y las faltas ortográficas ya no importan, si total las palabras suenan igual.
Leer más de un tuit o un post en IG no es hábito de lectura, y la verdad es que la escuela no siempre ayudó mucho, mientras la vida de Juan, haciendo changas y deudas, no da tregua, porque la desolación que siente es angustiante, porque sabe que llegar a fin de mes, lo gobierna.
Sin historia, matemáticas o ciencias naturales como conocimientos previos, todo texto denso confunde. Así nace una generación que hoy hojea sin pensar, sin poder comprender, dejando los libros de textos o bibliotecas olvidadas.
¿QUELOQUE?
Sin tiempo ni herramientas, el pensamiento crítico es como un mate frío. Preguntarse «¿por qué?» no aparece, y si aparece, es incómodo, porque no sabemos qué hacer con esa pregunta. La memoria visual se hace presente con un meme, un video de 15 segundos e imágenes que impactan y desaparecen. Analizar o conectar datos suena a genio. Hoy las respuestas se tragan crudas, como culpar de todos los males a «los kirchneristas» y mañana será otro. Todo es rápido e indoloro, aunque con un alto costo escondido y trágicas consecuencias.
LA SALVACIÓN EN OFERTA
En ese vacío entra el «hacélo vos mismo». La autoayuda promete que todo depende de vos mismo, solo es una cuestión de actitud; la «libertad financiera» jura salvación con criptos, y el estoicismo —»bancate todo»— te consuela, y si sale mal, “resiliencia”, todo es experiencia, de todo se aprende. Un gurú resume en tres frases lo que la cultura oriental le llevó miles de años. No te piden pensar, solo te piden creer.
En una crisis que ahoga, salvarte solo sirve como un trofeo que a nadie le importa, pero la duda flota mientras subís la música motivacional —¿y el resto qué hace?
DEMOCRACIA BARATA
Los que leen y entienden este juego lo saben. Las campañas —2023 o 2025— no gastan en programas largos que nadie tiene tiempo de analizar. Prefieren un «No hay plata» en TikTok, la polarización instantánea o un líder que se autopercibe fenómeno mundial.
Las redes mandan, los eslóganes pegan y quedan, y el votante guarda una frase pegajosa que lo identifica. Cómo bajar la inflación queda imposible sin pasar del video viral. La política, y desde hace décadas, es un show, antes de personajes pintorescos, hoy de atajos. Todos pagan su entrada, y ninguno sale conforme con el guion.
¿PENSAMOS O SOLO REACCIONAMOS?
¿Qué queda? Una democracia de bronca, no ideas, junto a una sociedad fragmentada donde cada uno corre por la suya. La cultura troca a Sábato por influencers. Sin lecto-comprensión, inflación y desigualdad son nubes que pasan, no problemas a abordar y discutir. Nuestras luchas colectivas suenan lejanas frente al «sálvese quien pueda», porque hoy el ruido tapa las palabras, y el país gira sin que muchos sepan por qué.
MIRÁ FIJO, PENSÁ POCO
Juan sigue scrolleando; los titulares vuelan, un reel ofrece otro milagro, aunque Juan sepa que la realidad no se arregla con likes.
Si no leemos, si no entendemos, si no nos hacemos preguntas, si no somos capaces de conectar los puntos, a todo eso alguien lo hará por nosotros.