DETRÁS DE LA FACHADA
Miro a estos tipos y no veo nada que tenga que ver conmigo ni con nadie más; nada que los vincule con la vida de todos los días de la gente, en serio; nada que los relacione con la incertidumbre a no llegar fin de mes que muchos sienten; con el hambre, la sed, los golpes, esos que silenciosamente reciben cada día algunas mujeres, con los pibes de la calle o los viejos, esos que debieron suspender dos comidas del día, todo para no pedirle dinero a sus hijos, claro, cuando esos hijos tienen con qué ayudarlos.
Me pregunto cuántas veces estos tipos han cuidado a otra gente. ¿Será que Milei y Caputo saben lo que es darle de comer a un bebé?, o alguna vez ¿empatizaron cuando una madre que está amamantando, cubriéndola con una manta?.
También me hago la pregunta de cuántas mamaderas habrán preparado en sus vidas, cuántas veces sus hijos les habrán revoleado la papilla en la camisa limpia justo antes de ir al trabajo, si alguna vez bañaron a sus hijos, no en la pelopincho, sino en el baño de todos los días. ¿Cuántas veces cambiaron pañales? ¿Cuántos vómitos de sus hijos habrán tenido que limpiar? ¿Cuántas veces perdieron el presentismo en trabajo porque el colectivo pasa a cualquier hora menos a la que debe pasar? ¿Cuántas veces ellos debieron cederles la cena a sus hijos porque para todos no alcanzaba? ¿Cuántas veces tuvieron que dejar algún producto en la caja del supermercado porque no llegaban con el dinero?
Pero las preguntas siguen y siguen, y mi duda va más allá; y me pregunto si alguna vez se encargaron de cuidar a alguien enfermo las 24 horas, ellos solos, sin ayuda. ¿Han tenido que cambiar pañales de adultos? ¿Se vieron en la situación de no tener dinero para comprar pañales cuando más se necesitaban? ¿Sintieron la angustia de un botiquín vacío? ¿Han tenido que dar de comer, limpiar heridas y acompañar en esos largos días de recuperación y sufrimiento? ¿Habrán tenido que limpiarle el culo a alguien alguna vez?
Y, además me pregunto ¿Alguna vez estos tipos han tenido que lidiar con la comida cotidiana? Hablo de conseguir lo que vas a comer, ir a buscarlo y prepararlo para servirlo en la mesa. ¿Qué saben del miedo que te agarra cuando te das cuenta de que esa papa es la última papa? ¿Cuántas veces han sentido el hambre en serio? ¿Cuántas veces vieron a sus familias, a sus chicos, a los mayores, pasando hambre, frío o verdadero miedo? Hablo de terror de verdad, con frío, hambre y sed reales, no a la “idea” sino a conectar la realidad.
Pero ahí están, con sus ropas elegantes, marcando una obscena diferencia con los que ellos creen representar, convencidos de su importancia como hombres blancos y poderosos. Me pregunto sinceramente, sin vueltas, ¿qué habilidades reales tienen estos tipos para tomar decisiones que afectan a millones de seres humanos? ¿O simplemente se entretienen pensándose como los amos del destino de todos nosotros?
Me pregunto todo esto, pero al ver sus fotos en la prensa, me doy cuenta de que quizás estoy yendo por el camino equivocado. ¿Realmente estoy haciendo las preguntas importantes o debería conformarme con lo que veo en las imágenes? ¿O acaso me estoy equivocando al buscar algo más allá de lo que muestran?
Inspirado en un texto de Cristina Fallarás del 28/12/2023 en Diario Público.