El costo de ser mujer
Después de siglos de lucha, las mujeres seguimos intentando traspasar y romper con el arraigo de aquellos patrones de dominación patriarcal que, con diferentes intensidades, aún sigue vigente en nuestras sociedades. Una lucha perpetua por alcanzar la inclusión e igualdad de genero y por quebrar de una vez y por todos aquellos intolerables lastres de la cultura conservadora.
El propósito central del feminismo es obtener derechos para las mujeres en igualdad con los varones.
“Mientras no se haga realidad una perfecta igualdad económica en la sociedad, … el sueño de un éxito pasivo se mantendrá, frenando su propia realización”. (Beauvoir, 1949)
En 1979 las Naciones Unidas aprobaron la Convención Sobre Eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer al comprobar que, a pesar de los instrumentos ya sancionados, las mujeres seguían siendo objeto de importantes discriminaciones. El 8 de marzo de 1985 fue aprobada por el Parlamento Argentino, bajo el número de Ley 23.179, que prohíbe toda forma de discriminación contra la mujer, establece la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y las obligaciones que debe cumplir la sociedad en su conjunto para asegurar estos derechos.
Argentina al ratificar esta convención se ha comprometido a adoptar las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan a fomentar y sostener la discriminación contra la mujer. A demás, en la Reforma Constitucional de 1994 se incluyeron los Pactos de Derechos Humanos en la nueva constitución.
Desde la recuperación de la democracia se han reformado y se han sancionado nuevas leyes muy importantes para las mujeres, pero aún falta implementar otras medidas necesarias para que el ejercicio de estos derechos esté al alcance de todas pro igual. Leyendo párrafos como este y muchos más, recordé que en el año 2022 también se planteó sobre la “Ley Rosa”, acá dejo fragmentos de discusión en el senado de la Nación.
![](https://www.argiropolis.ar/wp-content/uploads/2023/02/pink-tax-woman-rights-equality-violence-prices-sanitary-towels-gender-violence-make-up-high-1.png)
El “Impuesto Rosa” o “Pink Tax” es el costo adicional de productos cuando son destinados a mujeres, en especial cuando son funcionalmente idénticos a sus equivalentes destinados a los hombres. Según indica la iniciativa, el fenómeno económico del impuesto rosa se ha generalizado en el mundo y ha sido puesto en evidencia a través de diversos estudios durante la última década. Estos análisis muestran el costo adicional que imponen ciertas marcas sobre algunos productos funcionalmente idénticos o parecidos cuando están destinados a las mujeres y a las identidades feminizadas. (Economista, Presentarán en el Senado un proyecto de ley para eliminar el “Impuesto Rosa”, 2022)
El Impuesto Rosa o Pink Tax no es en realidad un impuesto, sino un sistema de fijación de precios discriminatorio sobre productos y servicios que se basan en el género. En productos de higiene y belleza, se destacan brechas de hasta un 20%.
«El mercado juega con sus propias reglas, para aprovecharlo a favor de sus propios intereses. El Estado debe garantizar la equidad de los precios de estos productos en contexto de la difícil situación inflacionaria, siendo las mujeres quienes más sufren esta situación”. (efeminista, 2022)
Se realizaron estudios en el mercado tomando 8 productos para sacar el porcentaje de diferencia de precio promedio. Ya que 4 productos (este año-2018) tienen el mismo valor en sus versiones femeninas y masculinas, y en la comparación de otros 2 productos, se encontró que la versión femenina es un -10% más barata que la versión masculina; al igual que en el informe anterior donde la diferencia era del -12%. Para sintetizar: «Con este informe concluimos que las mujeres argentinas vienen pagando una diferencia de precio promedio del 12% durante los últimos 5 años, con respecto a productos de similares características e idénticas funcionalidades destinados a los hombres«, agregó Focus Market. (ÁMBITO, 25 de Febrero de 2023)
La histórica división sexual del trabajo dio origen a que las mujeres también realicen trabajos vinculados con los quehaceres domésticos y de cuidado cuando entran al mercado laboral, el porcentaje es más alto de mujeres que ocupan puestos en sectores como educación, salud o servicio doméstico, en contraposición, los varones suelen ser la mayoría de los trabajadores de sectores como la industria manufacturera, transporte o construcción.
El hecho de que varones y mujeres realicen trabajos particularmente femeninos o masculinos no es un problema en sí mismo, lo que sí es un problema es que socialmente son valorados como trabajos productivos a vinculados con sectores masculinizados por encima de los trabajos típicamente femeninos, los que son fundamentales para la reproducción de la sociedad, que históricamente han sido invisibilizados. “Esta injusta valoración exige reflexionar, desde una perspectiva de género, si, como dice la economista italiana Silvia Federici, aquello que llaman amor es, en realidad, trabajo no pago”.
Todo indica que dichas exposiciones y planteamientos en la Cámara de Senadores y Diputados de la Nación son buenos, pero parece que no lo suficientemente eficaces porque aún no hay ningún documento oficial para que a dichos productos se les baje el precio.
Teniendo en cuenta la larga y constante lucha por la igualdad de género en nuestro país, es importante destacar que, en las últimas décadas, el movimiento de mujeres ha logrado importantes avances en cuanto al empoderamiento y fortalecimiento de su papel protagónico. Además, ha logrado instalar nuevas demandas en la agenda política y ha inspirado a futuras generaciones feministas a defender sus derechos con determinación.
La lucha por la igualdad de género es una batalla que ha sido librada por décadas, y aunque aún queda mucho por hacer, es importante reconocer los avances que se han logrado gracias al arduo trabajo del movimiento de mujeres. El empoderamiento, la reivindicación de derechos y la consolidación de un papel protagónico han sido logros significativos que han inspirado a muchas generaciones a seguir luchando por la igualdad. Pero esta realidad no significa que debemos bajar la guardia, aún hay muchas injusticias que enfrentar y muchas voces que necesitan ser escuchadas. Debemos seguir avanzando juntos, como sociedad, para lograr una verdadera igualdad de género y construir un mundo más justo y equitativo para todos.