Jujuy, 2023
CCuando los representantes gobiernan a espaldas de un pueblo cada vez más empobrecido, el pueblo se levanta. En Jujuy los
trabajadores manifiestan que no pueden más, los docentes cobran $ 50000 por mes, las comunidades originarias día a día son
despojadas de sus tierras y de su dignidad. Jujuy se levanta, lo apalean y se vuelve a levantar, resiste frente a una sociedad indiferente, que mira imágenes de hombres y mujeres heridos con balas de goma, sangre de argentinos derramada sobre la deshonestidad de aquellos que fueron democráticamente elegidos por el voto de ese mismo pueblo al que hoy desconocen.
Justamente en una fecha tan significativa para la patria. En la tierra en que Belgrano junto al ejército del norte luchó frente a los realistas, en la tierra del éxodo jujeño, en la tierra en la que las comunidades originarias siguen venerando a la Pachamama y honrando sus tradiciones ancestrales.
En esa tierra, la puna olvidada, Gerardo Morales se erige en monarca y responsabiliza de la anarquía a la oposición política. Discurso falaz. La misma oposición jujeña es cómplice de una reforma constitucional que criminaliza la protesta.
¿Nadie se va a hacer cargo?
¿Hasta cuándo los muertos los pondrán siempre los más débiles?
La ansiada paz social de Morales se instala con más represión y Larreta y Burllich aplauden. Hace falta mano dura dice el señor cómodamente sentado en el living de su casa.
La Justicia ciega, sorda y muda como siempre. Y la historia se repite. El poder ejercido por mediocres e ignorantes obnubila y deshumaniza. En Jujuy estamos frente a gobernantes con estas características. Estos son los resultados, la violencia genera una escalada de violencia difícil de parar.