MANIFIESTO LIMINAR

Es la hora. 

Así como hace un siglo, ante un mundo que cambiaba, un escritor cordobés planteó la necesidad de replantear el modelo agroexportador ciegamente alineado con Gran Bretaña y el régimen político oligárquico que le debe forma, inaugurando un ciclo de transición que derivó en el nacimiento de un movimiento nacional como el peronismo. 

Esta vez, el mundo tal como lo conocimos desde el fin de la II Guerra Mundial está crujiendo y se ha tornado más realista, más multipolar y con cada una de las Potencias redefiniendo sus roles, intereses nacionales e involucramiento en asuntos externos. Por lo que Argentina debe acomodarse a esas nuevas realidades. Sin necesidad alguna de alinearse con nadie en especial, sino repensándose a sí misma para priorizar nuestros propios intereses, sin quedar atados a ser el “furgón de cola” de nadie.

Lo debe hacer en un momento especial que nos ofrece esa oportunidad. Pero el actual gobierno obra en sentido contrario. Para salvar sus propios privilegios, nos somete a los caprichos geopolíticos de otras potencias, sin siquiera recoger frutos y sí, todos los costos. Sin embargo, nuestro país vive ya varias décadas de decadencia y estancamiento, por lo que esos costos son cada vez mayores y nos dañan tanto que nos conducen a la peor situación a la que puede llegar un Estado sin vivir siquiera guerras: la irrelevancia geopolítica. No poder decidir como Estado soberano sobre el uso de nuestros propios y abundantes recursos naturales, es el peor castigo. 

Tampoco tenemos la clase dirigente apropiada para esta especial ocasión. La que hemos elegido durante estas más de cuatro décadas de democracia, nos ha saqueado, entregándose a otros poderes externos y producto del hartazgo de la sociedad civil con ella, nos ha depositado en este outsider que en realidad, oculta ser otro empleado de esos poderes. 

Con manipulación mediática, cuyo poder es mayor considerando la “anestesia” general alimentada tras el impacto del encierro de la cuarentena, este gobierno corre serios riesgos de caer, si fracasa económicamente una vez más o de derivar en una vía autoritaria inédita, si tiene éxito en el corto plazo. Cualquiera de los dos caminos, tras la explosión de violencia discursiva que ha fomentado, pueden conducir al país, al borde de un “estado fallido” a un abismo desconocido.

Por ello, no queda otra alternativa que reaccionar, prepararnos como sociedad para no repetir viejos errores. Hace veinticuatro años, toda la clase política fracasada en los noventa, mantuvo su vigencia y perfeccionó sus métodos de supervivencia macabra. El presente outsider, paradójicamente, le ha dado mayor vida. No es por allí. Se torna necesario y urgente que de abajo hacia arriba, surja un movimiento de ciudadanos argentinos, verdaderos patriotas, comprometidos que amen a su Patria, despojados de clichés o prejuicios ideológicos, antepongan a ellos y sus clivajes derivados, esta especie de cruzada moral, pero sobre todo, política, en aras de impedir este proceso que pareciera irreversible de deterioro escalonado que termine con la Nación tal cual la conocemos. 

La memoria de nuestros próceres, nuestros padres y abuelos muertos en este suelo, la cantidad de generaciones frustradas en sus anhelos y expectativas de ascenso social, con un futuro que asoma ominoso para los más jóvenes, debe ser el mejor estímulo para intentar torcer esta historia de desencanto, Nos esperan otros días por venir, sólo si nos aglutinamos, si convocamos con esperanza, si nos unimos más allá de las lógicas diferencias, pero sobre todo, si nos movemos, si rompemos esa inercia, esa virtual parálisis que parece condenarnos a la impotencia y resignación. 

Hay muchos grupos seguramente ya como éste, por lo que urge, saber de sus existencias, dialogar con ellos, no superponernos y aspirar sí a una fuerza mucho mayor, a sabiendas que intentarán dividirnos, porque no les conviene que crezcamos y tengamos ambiciones mayores y moralmente superiores a las de ellos. 

Ese sol que ilumina nuestra bandera, puede hacer lo mismo con las generaciones que vendrán. Depende de nosotros. Vamos a concretarlo.