EL HACE RAVIOLES, YO HAGO RAVIOLES
Si faltaba alguna prueba de que nuestro presidente carece de ideas propias y de que sus teorías sobre el crecimiento con o sin dinero, la dolarización y la promesa de que el costo lo pagaría «la casta» eran una burda mentira, ayer lanzó —por X y sin mayores detalles, por supuesto— una propuesta para la creación de una criptomoneda libertaria ($LIBRA), supuestamente destinada a fondear pequeñas empresas y proyectos argentinos: https://www.vivalalibertadproject.com/

La idea de la cripto suena compleja, pero aquí, en realidad, es la aplicación más fiel de la frase: «en el país de los ciegos, el tuerto es rey», si tenemos en cuenta que su núcleo duro de votantes es un colectivo que mira a los rendimientos pasivos como medio de vida ideal para obtener su libertad financiera, que dicho como se dice en el barrio: vivir sin laburar, pero eso si, creen religiosamente que los únicos culpables de su fracaso personal, son los Kirchneristas, por eso creen en la meritocracia y cuando se beben dos copas, citan frases de Zenón de Citio sin saber quién es, pero hablan del estoicismo.
BIEN DE CHAPA Y MOTOR, PERO FLOJITO DE PAPELES
Armar una fundación o un fideicomiso para canalizar fondos ya es cosa del siglo pasado. Ahora, algunos se animan a crear sus propias monedas digitales, con la promesa de revolucionar la economía. Pero, ¿cómo funciona realmente esto?
Lanzar una criptomoneda es, en términos simples, crear una ficha digital con valor dentro de un sistema. Para hacerlo, alguien diseña un token, que es un archivo digital con ciertas reglas sobre cuántos existirán y cómo se podrán intercambiar. Esto se realiza sobre una red blockchain —como Ethereum o Solana— sin necesidad de bancos ni intermediarios.
Sin embargo, hay un dato fundamental que el presidente omitió por completo: ¿Quiénes están detrás del proyecto? ¿Dónde están los fundamentos, las características y la hoja de ruta de esta criptomoneda? Todos esos detalles brillaron por su ausencia.
Sigamos con la mecánica del negocio. Una vez creada, la criptomoneda se pone en circulación y se ofrece al público para que la gente invierta, con la clásica promesa de que su valor aumentará a medida que más personas la compren. En este punto, los creadores y los primeros inversionistas suelen obtener grandes ganancias, porque los fundadores del proyecto se quedan con una parte importante de los tokens, liberando solo una fracción al mercado. Cuando la demanda crece y el precio sube, esos primeros inversores venden sus activos y hacen su diferencia.
Finalmente, cuando la fiebre baja o los creadores deciden liquidar su parte, el precio se desploma y quienes compraron tarde terminan perdiendo su dinero.
Con esta explicación clara, volvamos a nuestro presidente. Lo que pretende hacer no es más que una burda copia del modelo de su ídolo, Donald Trump, con la esperanza de generar dinero fácil a través de su propia criptomoneda.

UN POQUITO DE HISTORIA SOBRE TOKEN TRUMP
Unos días antes de su investidura, Donald Trump lanzó una moneda meme llamada Official Trump (TRUMP), construida sobre la cadena de bloques Solana. Anunciada el 18 de enero de 2025 en sus redes sociales, esta criptomoneda se presentó como una forma de involucrar a sus seguidores en el mundo de los activos digitales.
A diferencia de otras criptomonedas, el token TRUMP se comercializa más como un símbolo de apoyo a Trump y sus ideales que como un verdadero vehículo de inversión. No obstante, el hecho de que el 80% de los tokens pertenezcan a empresas ligadas a la Trump Organization ha despertado serias dudas sobre conflictos de interés e implicaciones éticas, especialmente considerando que Trump ya estaba a punto de asumir nuevamente la presidencia.
EL MERCADO «SE REGULA SOLO»
El impacto fue inmediato: en solo 24 horas, la capitalización de mercado del token superó los 9.700 millones de dólares -si, leyó bien- y su precio alcanzó los 80 dólares (y siguió subiendo). Sin embargo, al día siguiente, el 19 de enero, Melania Trump lanzó su propia moneda meme, MELANIA, lo que provocó que el token TRUMP se desplomara más del 45%. Luego recuperó parte de su valor y se estabilizó en torno a los 27 dólares.

Lo que tenemos aquí es uno de los mecanismos más eficaces para canalizar dinero, ya sea de manera legal o ilegal, hacia las finanzas personales. En el discurso oficial de nuestro presidente, este tipo de proyectos prometen veladamente financiar la «batalla cultural» o incentivar la economía. Pero, en la práctica, terminará beneficiando únicamente a sus creadores y a quienes manejan información privilegiada, mientras que miles de pequeños inversores se convierten en los grandes perdedores.
EL HACE RAVIOLES, YO HAGO RAVIOLES
Palabras más, palabras menos, el presidente se manda otra de criptos, ahora copiando a su ídolo Trump. Con esta jugada, Trump le demuestra por qué él es multimillonario y por qué él nunca lo será. Porque no le da la nafta y siempre necesita de mentes “creativas” que le den letra.
Pero lo que sí comparten es la misma filosofía: exprimir al prójimo y eludir los mecanismos tradicionales de captación de fondos para beneficio personal.
Porque, cuidado, detrás de estos proyectos siempre hay personas con conocimientos técnicos y dilatada experiencia en el mundo cripto. Y en este mundillo no solo hay quienes buscan estabilidad, progreso, bienestar general o democracia; también existen aquellos que simplemente quieren enriquecerse sin trabajar, sin esfuerzo y sin aportar nada real a la sociedad (Cositorto).
LA CRIPTO JUDICIAL

Para cerrar, nuestro presidente sigue metiendo la pata una y otra vez, exponiéndose a posibles denuncias por delitos que conllevan penas severas. Esta vez, lanzando un proyecto, asociándose a personajes poco conocidos en el mundo cripto, y que por los pocos datos que se saben hasta ahora, el token $LIBRA logró recaudar varios cientos de millones de dólares, para luego desplomarse, y lo peor, es que es el mismísimo presidente de un país quien promocionó el proyecto y, por la cantidad de seguidores que tiene en su red social X, se movieron millones en transacciones de tokens. Aunque, claro, con nuestros fiscales y jueces, por ahora —y mientras la monarquía judicial no vea amenazada su realeza— todo será denunciado, investigado y probado… pero jamás condenado y el presidente se embolsará, posiblemente, una suma multimillonaria de dinero a través de una de las estafas más audaces jamás vista en un primer mandatario.